miércoles, 8 de mayo de 2013

El tierno estigma del Médico bonachón


El estudiante de medicina, en el último año de carrera, se enfrasca en una aventura de 365 días sin reglas, leyes, amparo ni consuelo que lo rescate llamado Internado. (Por lo menos en mi época era así de fuerte. Nota: me acabo de dar cuenta que ya digo “en mi época”) 

Empieza con la elección de plazas. Bacanes los que se van a Essalud o al hospital X, Y o Z…. todos saben qué hospitales son los bacanes y cuáles reciben a los que no son crème de la crème. Luego el peor tono de Año Nuevo porque empiezas a trabajar el 1 de enero, todo de blanquito, palteadísimo y con tu canguro lleno de apuntes de sabiduría, antaño conocido como “mataburros”. Huachos o tips.

Te acostumbras. El ser humano es un animal de costumbres. Hasta logras irte a tomar unos tragos e irte de boleto a trabajar al día siguiente. Eres joven y tienes el aguante necesario. La verdad es una época inolvidable. Te tiemplas, trasnochas, conoces gente. Aprendes a diferenciar patas de amigos. Aprendes a trabajar con tus amigos. Te haces grande.

Pero aunque pases mucho tiempo con un paciente, siempre los médicos se llevan las palmas, pues tú eres el “doctorcito” (el practicante). Peor si, como era mi caso, eres parecido a su nieto/sobrino/vecinito/ahijado… te ganaste. Te haces acreedor de la clásica bolsita con un triple y una cocacola. Una vez me dieron 20 lucas. En otra ocasión una corbata Cacharel mostra. La que más disfruté fue la vez en que me regalaron un taper gigante con lomo saltado. 

Volviendo al tema… vi la foto del nieto/sobrino/vecinito/ahijado y era una mezcla extraña entre Chewbacca y Mr. Bean. Y según mi mamá, mi enamorada y algunas fans que pululan por ahí… no estoy tan feo.  
¿En serio todos los gorditos con barba nos parecemos? No es por nada pero, mi mejor amigo es “robusto” y no considero que me parezco a él… 

¡¡¡¡¡Carajo, me han dicho que soy igual a algún otro gordito barbudito y bonachón más de 30 veces en mi vida!!!!!
Y siempre con la descripción de: tierno. 

¿Qué tendré en el cacharro para evocar ternura no? ¿Es acaso un non-physical bonus de nosotros, los enemigos de la balanza?

Ya aprendí a usar eso. Es un don inspirar confianza y lo mencionado líneas arriba, ayuda. “Ángel” le dice mi vieja.

Recuerdo con gusto el primer día que fui a trabajar a mi Hospital cuando ya había terminado la especialidad. 

“$400 en ropa nueva porque ya no puedo ir en scrubs, $80 en un estetoscopio nuevo color anaranjado, $100 en mandiles impecables con tu nombre bordado… que la primera paciente que veas te agarre los cachetes y te diga: “¡¡¡¡Igualito a mi nieto!!!!” no tiene precio.

Mi vida. 2008. Me reí.

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