El estudiante de medicina, en el último año de
carrera, se enfrasca en una aventura de 365 días sin reglas, leyes, amparo ni
consuelo que lo rescate llamado Internado. (Por lo menos en mi época era así de
fuerte. Nota: me acabo de dar cuenta que ya digo “en mi época”)
Empieza con la
elección de plazas. Bacanes los que se van a Essalud o al hospital X, Y o Z….
todos saben qué hospitales son los bacanes y cuáles reciben a los que no son crème de la crème. Luego el peor tono de
Año Nuevo porque empiezas a trabajar el 1 de enero, todo de blanquito,
palteadísimo y con tu canguro lleno de apuntes de sabiduría, antaño conocido
como “mataburros”. Huachos o tips.
Te acostumbras. El ser humano es un animal de
costumbres. Hasta logras irte a tomar unos tragos e irte de boleto a trabajar al día siguiente. Eres joven y tienes el
aguante necesario. La verdad es una época inolvidable. Te tiemplas, trasnochas,
conoces gente. Aprendes a diferenciar patas de amigos. Aprendes a trabajar con
tus amigos. Te haces grande.
Pero aunque pases mucho tiempo con un paciente,
siempre los médicos se llevan las palmas, pues tú eres el “doctorcito” (el practicante). Peor si, como era
mi caso, eres parecido a su nieto/sobrino/vecinito/ahijado… te ganaste. Te
haces acreedor de la clásica bolsita con un triple y una cocacola. Una vez me dieron
20 lucas. En otra ocasión una corbata Cacharel
mostra. La que más disfruté fue la vez en que me regalaron un taper gigante con lomo saltado.
Volviendo
al tema… vi la foto del nieto/sobrino/vecinito/ahijado y era una mezcla extraña
entre Chewbacca y Mr. Bean. Y según mi mamá, mi enamorada y algunas fans que pululan
por ahí… no estoy tan feo.
¿En serio
todos los gorditos con barba nos parecemos? No es por nada pero, mi mejor amigo
es “robusto” y no considero que me parezco a él…
¡¡¡¡¡Carajo, me han dicho que
soy igual a algún otro gordito barbudito y bonachón más de 30 veces en mi
vida!!!!!
Y siempre con la descripción de: tierno.
¿Qué
tendré en el cacharro para evocar
ternura no? ¿Es acaso un non-physical
bonus de nosotros, los enemigos de la balanza?
Ya aprendí a usar eso. Es un don inspirar
confianza y lo mencionado líneas arriba, ayuda. “Ángel” le dice mi vieja.
Recuerdo con gusto el primer día que fui a
trabajar a mi Hospital cuando ya había terminado la especialidad.
“$400 en ropa
nueva porque ya no puedo ir en scrubs,
$80 en un estetoscopio nuevo color anaranjado, $100 en mandiles impecables con
tu nombre bordado… que la primera paciente que veas te agarre los cachetes y te
diga: “¡¡¡¡Igualito a mi nieto!!!!”
no tiene precio.
Mi vida. 2008. Me reí.
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